Y la margarita dijo...: El juego 22


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2008/09/13

El juego 22

Lo tomó por sorpresa la insinuación y aunque ciertamente le bajó la guardia, su agilidad mental, juventud e ímpetu lo pusieron pronto en juego, pensó que aquella terapeuta era muy arriesgada al exponérsele así, era joven pero no tonto, tenia muy claro cuando la insinuación de una mujer era “un lance” la de la mujer fue muy directa y para medir sus alcances se acercó muy próximo a los labios de la ninfa erótica y ella no retrocedió ni un ápice, entonces él muy lentamente, tanteando el territorio, rozó sus labios con los suyos y ella no cedió, se dio perfecta cuenta que aquello iba en serio y aunque ignoraba el objetivo, no rehusó la oferta.

A pesar de su juventud no era inexperto en aquellos menesteres, así que deslizo suavemente su mano por detrás de la nuca de ella, sintió como el suave cabello de le daba la bienvenida a aquel calido lugar, esos eran los primeros momentos felices del chico después de mucho tiempo, solo habían transcurrido unos minutos de su ingreso a la cabaña en esa mañana pero habían sido un verdadero oasis después de aquella pesadilla interminable que jamás eligió vivir.

Sutilmente lo detuvo, no como un rechazo, la respuesta había sido excelente como para desandar lo logrado, sino para hacer aquello más lento y también por que ella quería retomar el control, que aquel muchacho le había ganado de una forma bastante hábil, se dejo besar tiernamente, pero apasionada por el chico, tomo su mano, la acaricio y lo llevo a la cama entonces con toda la seguridad de su experiencia tomo el control, tomándolo de la mano lo llevo por la parte izquierda de la cama, comenzó acariciarlo sobre la ropa de tal forma que no fuera tan vulgar pero si bastante sensual, masajeándole los hombros, brazos, torso, pasando sus labios ligeramente sobre sus mejillas, oídos, cuello y finamente sobre los labios, entonces levemente lo empujo a la cama y acercándose, siguió con aquel delicioso ritual erótico-terapéutico, el niño estaba abandonado, ella sabia perfectamente lo que estaba haciendo y él solo quería que aquello no terminara.

le guió su mano derecha hacia su busto, las cosas tomaban un rumbo bastante agradable, se palpaba duro erecto, a pesar de estar haciendo terapia no se podía abstraer de la sensibilidad el chico, ella seguía con el masaje y a veces de forma sutil rozaba la entrepierna, inocencia-erotismo resultaba muy excitante, comenzó a desnudarlo, le quitó la playera de cuello tipo polo, y descubrió un torso definido y con poca grasa, continuo con el masaje, sobre su pecho, torso, espalda y abdomen, aquellas finas manos recorrían con destreza, suavidad y candor el cuerpo del chico, de una forma discreta y sin prisas se deshizo del pantalón de él y siguió con su sensual tarea, ella también aligero su vestimenta, se quitó con una danza de parcimonia la playera y quedo con unos hermosos tops blancos que la hacían lucir sexy al natural, con la misma tranquilidad se despojó de sus jeans quedando en ropa interior, su diminuto bikini del mismo color, la hacían ver una verdadera postal del deseo.

Ella lo incito a participar, primero cuando lo condujo hacia su busto, después lo guió hacia la intimidad, aquello hizo que el muchacho sintiera aquel instante de hormigueo por todo el cuerpo que le anunciaba una excitación total, ella al percibirlo bajo la intensidad para evitar un accidente, le masajeo el cuello y le retuvo suavemente las manos, la manipulación debía ser total para llevarlo al momento y al terreno que ella quería, masajeo en la parte intermedia de los testículos y el ano con la intención de evitar una culminación prematura, el estaba en plenitud de su sensualidad, pero gozaba con aquella experiencia nueva, diferente y contrastante, procedió a despojarlos de las tres únicas prendas que les restaban, entonces tomó entre sus manos la demostración plena de juventud y excitación del chico y con sus expertas caricias lo llevó a una actividad suave y sublime hacia que estuviera alerta pero no acelerado, la intención era aclimatarlo y permitir que se abandonara pero sin prisas.

Estuvieron en terapia el resto del día, lo condujo a algunos sitios imaginarios que el jamás soñó visitar, estaba entregado a la voluntad de ella, y aunque era una experta profesional, ella tuvo gran parte de complicidad y a decir verdad amaba y disfrutaba enormemente su actividad, se reservaba el derecho de aceptar o rechazar un “paciente”. Por su parte en su estudio, con una botella de tequila el protector ahogaba el deseo que le había dejado clavado la terapeuta…



emilio hernandez

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Posted by Mamots at 00:24